¿Qué es el ‘tenure-track’ de la nueva Ley de Ciencia y por qué no convence a los científicos?
Sindicatos y agrupaciones de investigadores se quejan de que no se ha contado con ellos para desarrollar el borrador, que prevé llegar al Consejo de Ministros en breve

Aún es un borrador que ni siquiera ha pasado por el Consejo de Ministros, y ya se ha convertido en todo un polvorín. La nueva Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación , uno de los proyectos más ambiciosos del Gobierno de ... coalición y que pretende acabar con la precariedad del sector, se encuentra en revisión por parte de los ministerios implicados, en el que continúan los debates. Sin embargo, quien parece estar fuera de la conversación son los verdaderos protagonistas, los investigadores : tanto sindicatos como organizaciones profesionales denuncian que nadie del Ejecutivo de Pedro Sánchez , ni siquiera el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duqu e, se ha puesto en contacto con ellos para escuchar sus reclamaciones. A pesar de que se tocan temas tan importantes como el cambio de los tipos de contrato o la introducción de nuevas figuras, como el 'tenure-track', con el que según los investigadores se consigue el efecto contrario: aumentar la inestabilidad laboral.
Ajeno a la polémica, el pleno del Congreso aprobaba por unanimidad este jueves la creación de una subcomisión para estudiar las modificaciones que deberían incorporarse al anteproyecto de la Ley de Ciencia y «someter ese texto a información pública para recabar la opinión y las sugerencias de todos los sectores implicados», informan a ABC desde el Ministerio de Ciencia , si bien se niega que haya ningún tipo de confrontación con el Ministerio de Trabajo por la inclusión de la figura del ‘ tenure-track ’, con la que el Gobierno asegura que quiere mejorar la precariedad de los contratos. Este nuevo tipo contractual, que desde el Ministerio se defiende como « un sistema que prima la excelencia », vendría a ser una suerte de ‘compromiso’ para que el doctor que termina este tipo de contrato consiga, al final de cuatro años, una plaza fija , el deseado ‘indefinido’. Pero tal y como está redactado de momento el anteproyecto, antes deberá pasar dos exámenes, uno de la institución en la que ha trabajado y otro de un organismo independiente, con posibilidad de suspender y no llegar a lograrlo. Aunque lo avale una trayectoria de más de una década. Y eso, en el mejor de los casos.
Sustituir la figura del científico titular por el 'tenure-track'
«Lo que se busca es sustituir la figura del científico titular, con la que tienes una serie de derechos, por esta otra mucho más precaria, que no contempla ninguno de ellos», afirma a ABC Fuencisla Matesanz , integrante de CCOO. Habla con conocimiento de causa: ella es científico titular en la rama de Bioquímica y trabaja desde hace años para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), por lo que ha vivido en primera persona las dificultades de la carrera investigadora. «A los científicos titulares se les reconocen derechos como la antigüedad ; esta nueva figura no lo hace . Y, además, si no paso la evaluación, me echan , algo que tampoco ocurre con el actual contrato. Todo esto no va a resolver los problemas de precariedad, sino que los va a empeorar ».
El Tenure-Track y los espejitos de colores
— CCOO-CSIC (@CCOO_CSIC) March 26, 2021
500 años después, los espejitos de colores vuelven a Europa. Ahora como contratos q deslumbran al incauto con su brillante nombre inglés, pero esconden el mismo fin: un intercambio injusto Hilo 👇 #StopTenureTrack pic.twitter.com/SzVFuNTUUB
La carrera investigadora es larga: elaborar la tesis suele llevar unos cuatro años en los que el investigador predoctoral, en el mejor de los casos, es mileurista. Después, una vez lograda la tesis, el científico que desarrolla su labor en universidades y Organismos Públicos de Investigación (OPIs) tiene la opción de encadenar contratos del subprograma Juan de la Cierva , que a su vez se dividen en dos: Formación -que dura dos años- e Incorporación -de tres-; si todo sale ‘rodado’, el siguiente paso es conseguir un contrato gracias al programa Ramón y Cajal , con una duración de 5 años. Después de eso, si se logra un contrato, llegaría el indefinido. 14 años después de comenzar la carrera investigadora.
«Los criterios para conseguir cualquiera de estos contratos son durísimos. Para todos ellos es necesario haber pasado diez años de formación (grado, máster y doctorado) y unos méritos de investigación excelentes (publicaciones del más alto nivel, membresía en proyectos, grupos o redes de investigación, etc.). Además, en un gran porcentaje de casos ganar el contrato es casi imposible sin haber tenido al menos un contrato de investigación en el extranjero», señalan desde la Federación de Jóvenes Investigadoras (FJI/Precarios). Y desde la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) señalan que «que debido a la trascendencia de los temas que aborda la ley de la Ciencia es necesario un estudio de posicionamiento realizado por expertos», por lo que la agrupación está elaborando un informe con nuevas propuestas del colectivo científico «para que la Ley se adapte a las exigencias actuales», del que ya se ha dado cuenta al Ministerio de Ciencia.
«En el mejor de los casos la estabilización ocurre tras 14 años. Pero no es ni mucho menos lo habitual y, entre medias, siempre se combina con estancias en el extranjero y la cola del paro», explica Manuel Heras , coordinador de la Comisión de Documentación de FJI/Precarios. «La nueva ley no cambia en mucho el sistema ni acorta los tiempos». Heras explica que la figura del ‘tenure-track’ es habitual en países anglosajones . «Es algo parecido a lo que aquí llamamos ‘ayudante doctor’. En EE.UU todos tenemos muchos amigos que lo han conseguido. Pero en España es muchísimo más difícil conseguir una plaza de este tipo». Es decir, que ya solo el hecho de optar a este contrato, es un logro en nuestro país, por lo que cargarlo con dos exámenes finales aún empeoraría la situación. «Si fueran a ampliar el número de contratos, aún tendría algún sentido. Pero no es el caso», apunta Matesanz.
Lo que olvida la Ley de Ciencia
Tanto CCOO como FJI/Precarios se quejan de que en ningún momento se les haya consultado para elaborar este borrador. De hecho, el secretario general del sindicato, Unai Sordo , dirigió hace una semana una carta al ministro de Ciencia en la que solicitaba «una mesa de diálogo para abordar el anteproyecto de Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, al objeto de garantizar que su desarrollo se ajuste al marco de las relaciones laborales vigente en España». Matesanz puntualiza al respecto: «La Ley de Ciencia de 2011 sí que fue negociada y participaron todas las partes, universidades, OPIs, CSIC y sindicatos. Y ahora se hace una modificación y no se habla con nadie, a pesar de que afecta a los contratos».
Además, ambos colectivos señalan que esta ley olvida otras cuestiones importantes , como no incluir el derecho a indemnización por la finalización de contrato a los investigadores predoctorales o la situación del personal técnico , que son los responsables del funcionamiento de los laboratorios. «Muchos de ellos son doctores. Pero, por el tipo de contrato rígido que poseen, o se cambian a la rama de la investigación o ven limitada su carrera», afirma Matesanz. Desde FJI/Precarios afirman que propusieron un Estatuto del Personal de Investigación, en el que estaban englobados también gestores y técnicos. «Para que los investigadores postdoctorales tengan un estatuto, como lograron los predoctorales -cuya situación regularizó con la ley de 2011-». Matesanz sentencia: «Yo, como científico titular y habiendo pasado por todos los pasos, veo que esta nueva ley es un atraso tremendo».
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